A la hora de contratar un seguro de vida, son muchas las preguntas que nos pueden surgir. ¿Es realmente rentable? ¿Es un producto que compensa? ¿Es cierto que tienen clausulas muy complejas? Lo cierto es que este producto no es como otros seguros obligatorios, como por ejemplo el seguro del coche. Quizá por ello la principal preocupación sea cuestionar su necesidad.
Voluntario y necesario
Comentábamos que los seguros de vida son completamente voluntarios, es por ello que muchos se resisten a contratarlos. No obstante, en la mayoría de casos esta decisión responde únicamente a una falta de conocimiento y una desconfianza ante estos productos. Tampoco podemos descartar la cultura a la negación del riesgo, normalmente no pensamos que vamos a morirnos y tendemos a alejar esa idea de nuestra mente.
Un seguro de vida tiene especial importancia en momentos concretos, momentos en los que se necesita un gran apoyo económico. Por ejemplo, cuando se pierde a un ser querido. La preocupación de alguien con cargas familiares e hipotecas es precisamente qué pasará con los suyos si fallece. Un seguro de vida se encarga de estas situaciones protegiendo a las personas más allegadas ante cualquier incidencia monetaria. Además, hay que destacar que este producto no sólo se encarga del fallecimiento del tomador, también de una invalidez permanente absoluta en la que este tomador no va a poder realizar su trabajo y, por tanto, no va a poder generar los ingresos que generaba hasta ese momento.
¿Necesario? En caso de fallecimiento no podemos negar que es un desahogo para la propia familia, que ya está pasando por un momento duro. No sólo por los costes que se vinculan a una defunción, también porque estos seguros pueden cubrir planes que se habían hecho con posterioridad, como estudios de hijos, pagos de deudas etcétera. Todo ello sumado a que la familia seguirá manteniendo una estabilidad económica; y es que las familias pueden tardar hasta 4 años en reponerse económicamente del fallecimiento de un familiar.
Seguros de vida que se adapten a tus circunstancias
Como cualquier otro seguro, el seguro de vida debe adaptarse a las circunstancias personales de cada tomador. Por ejemplo, es importante plantearse nuestra situación actual en base a unas variables: si tenemos hijos estudiando, si generamos la mayor parte de los ingresos familiares o si tenemos una hipoteca o algún préstamo personal.
Cuantas más variables cumplamos, más interesante será la opción de contratar un seguro de vida.
Otras coberturas
Estos productos se adaptan por tanto a nuestra situación, y aunque pensamos que la principal cobertura es la de un fallecimiento, lo cierto es que no es así. En una invalidez permanente absoluta, por ejemplo, la persona no realizará trabajo remunerado alguno. Además, esta situación puede estar vinculada a gastos médicos. Un seguro de vida se puede adaptar a esta situación concreta compensando la disminución de los ingresos.
Esta es sólo una de las coberturas complementarias, pues lo cierto es que hay más. Necesidades específicas que pude tener cada persona. Por ejemplo, este tipo de seguros puede ofrecer un anticipo de capital si se padece una enfermedad grave como el cáncer de mama.
Podemos decir, por tanto, que los seguros de vida son una inversión de futuro. Un colchón económico que pude ayudar tanto a nuestros familiares como a nosotros mismos.