El sensor biométrico Touch ID del iPhone 5S ¿Se puede hackear?

Alguien sitúa su dedo en el botón del móvil. Tras pocos segundos se anuncia el desbloqueo de la pantalla. Nace la interfaz de iOS 7, la nueva versión del sistema operativo de Apple, que supone un radical cambio con respecto a la anterior. Con aires minimalistas, el usuario desliza sus dedos por el nuevo iPhone 5S, el «smartphone» de gama alta puesto a la venta este fin de semana. Una experiencia vibrante y brillante cuya característica más novedosa es la incorporación del sensor biométrico Touch ID.

Lo novedoso de esta tecnología, que ya existe desde los años cuarenta, es su arranque en el mundo de la telefonía. Pero el lanzamiento de este sistema ha llegado retorcido. Críticas y dudas se han sumado a vídeos en los que se aprecia, supuestamente, cómo la pata de un animal es capaz de desbloquearlo. Motorola Mobility, actual filial de Google, incluyó en 2011 un sensor de huellas digitales en su teléfono Atrix 4G, pero la compañía dejó de usarlo ya que, entre otras razones, los usuarios se quejaron de los errores y muchos dejaron de utilizar la función.

 

Tanta expectación generada ha provocado la movilización de numerosos usuarios que pretenden llevarse una recompensa de 10.000 dólares por ser el primero en «hackear» el sistema Touch ID, ideado para decir adiós a las contraseñas, pero que tiene su razón de ser. Dado los componentes con los que está fabricado el iPhone 5 no se puede implementar la tecnología de comunicación inalámbrica NFC -Near Field Communication- que permite el intercambio de información entre dispositivos y que está siendo visto como la solución definitiva para los pagos móviles. Los terminales con Android, la plataforma de Google y la de mayor penetración en estos momentos, sí lo incluyen.

 

Apple, buscando una alternativa, ideó el Passbook, su aplicación de gestión de códigos bidimensionales. La compañía, fundada por Steve Jobs en 1976, no ha querido quedarse atrás y es muy consciente que el móvil es la herramienta para realizar cualquier tipo de trámite. En pocos años, los pagos por móviles será algo habitual. Por ello, el Touch ID permite realizar pagos y adquirir contenidos a través de iTunes.

 

La seguridad es otro de los motivos de que se haya vestido de gala. Es una de las grandes preocupaciones de los usuarios, de eso no cabe duda. El móvil actual es más que un aparato con el que efectuar llamadas y recibirlas. En su interior anida demasiados datos personales e información confidencial de gran calibre que nadie, en su sano juicio, querría que cayera en las fauces de desconocidos. Por ello, los fabricantes se esmeran en encontrar soluciones al respecto, mejorar sus infraestructuras para evitar riesgos innecesarios, nuevos métodos de desbloqueo más seguros pero prácticos.

 

¿Es entonces Touch ID la mejor opción? ¿Se puede «hackear»? ¿Dónde se guarda la huella dactilar? Esto último Apple dio respuesta en la presentación del móvil. La información se guarda en el procesador y nadie tiene acceso al mismo. Nada se enviará a los servidores de la manzana. Sí es cierto que con este movimiento la compañía de Cupertino ha dejado atrás a la competencia y ha demostrado la innovación que es capaz de hacer. Que nadie se preocupe por si falla, porque puede fallar, es decir, que no reconozca la huella al estar húmeda o haber sufrido alteraciones por heridas; el usuario seguirá pudiendo introducir la contraseña. Y que nadie tema por si le cortan un dedo porque no serviría de nada, según especialistas en la materia.

 

El sensor ha despertado las dudas de analistas e, incluso, países. En declaraciones a la publicación alemana «Der Spiegel», el Comisario de Hamburgo para la Protección de Datos y Libertad de Información John Caspar cree que el uso de la tecnología biométrica pensada para la comodidad del consumidor podría ser un escaparate y una oportunidad para los ciberdelincuentes. La introducción de datos biométricos en el sector de los dispositivos móviles también ha planteado preocupaciones sobre privacidad en el Reino Unido, en relación con su posible uso como forma de seguimiento de los empleados. Un sindicato británico de transportes ha dado instrucciones a sus trabajadores de rechazar su uso.

 

Entre los analistas, diversidad de opiniones, pero con una sensación común: fácil uso. Sí, facilidad de uso para este escáner que ha sido considerado como el primer paso para comprobar el verdadero potencial de la biométrica en la electrónica personal incrementando la seguridad de aplicaciones como la banca y las compras sin tener que recurrir a múltiples contraseñas.

 

«Lo mejor es que realmente funciona, cada vez que la he probado», escribió el crítico David Pogue, del diario «The New York Times». «No tiene nada que ver con los reacios y desesperantes esfuerzos de huella digital de anteriores teléfonos. Es auténticamente impresionante; quienes lo aborrezcan pueden tirarse por la ventana», dijo de forma entusiasta, al igual que Walt Mossberg, de «The Wall Street Journal», que lo ha calificado de «sencillo y fiable», aunque aseguró que el dispositivo le avisó «inexplicablemente» de que tenía que meter una contraseña cuando utilizó el dedo para hacer compras, algo de lo que él culpó a un fallo del programa. El Touch ID ha comenzado a dar sus primeros pasos, ¿será utilizado por los usuarios?